martes, 8 de enero de 2008

Desprecio

La miró con desprecio, como solo se puede mirar a un ser inferior y primitivo. Sabía que su vida estaba en sus manos, solo le estaba dando aún algo de tiempo.

Quería estar seguro de que utilizaría el poder que tenía, de decidir sobre su vida, en el momento justo, en el momento en que seguramente ella menos lo esperaría.

Cuando ella terminó de construir su telaraña, cuando por fin había unido de manera geométrica y armónica las tres paredes que forman la esquina donde viviría los pocos días de verano que quedaban, el hombre gordo, con el poder de la muerte en su zapatilla, dió dos o tres golpes y de esa manera cegó la vida del único ser que podría compartir su hediondo y desorganizado cuarto, junto a él, sin sentir asco.


Dos minutos más tarde, el hombre gordo destapó otra cerveza y olvidó el incidente. Después de todo, solo era una araña.

23 años después, justamente en un día como aquel, al final del verano, el hombre gordo, ahora con mujer e hijos, había completado la obra más importante de su vida. Tal vez su única obra.

Durante años, luego de cambiar su vida y organizarse, decidió construir su propia casa, aún sin tener conocimientos de arquitectura, o sufriendo para conseguir algo de material hoy, algo de ayuda mañana. Estaba orgulloso de su trabajo, de su vida. Tenía muchos planes, para él, su esposa y sus hijos.

Lástima que no podría siquiera intuir, que una zapatilla invisible pendía sobre él, mientras un ser gordo lo miraba con desprecio y esperaba el mejor momento.

lunes, 7 de enero de 2008

2 segundos

Me gusta tu compañía,
verte reir, reir contigo,
imaginarme besar tu cuello
verte cerrar los ojos y disfrutarlo.

Pero de nuevo se pasa el día
y no me atrevo a decírtelo
lo mucho que quiero
verte mañana durmiendo en mi cama.

Te vuelvo a ver y quieres verme,
me encanta tu voz, pero más aún,
que hablemos horas enteras
sin mirar el reloj.

Hoy por fin me he decidido,
todas tus señales son explícitas
me demoré en creerlo, pero hoy
hoy por fin estoy seguro.

Y al parecer, tu lo sabías,
que sumé todas mis fuerzas
y como siempre me pasa,
te adelantaste dos segundos.

Me cuentas que eres feliz y
que te alegra verme hoy,
porque en mí tienes a alguien en quién confiar
y puedes contarme como lo amas, sabiendo,
que soy el único que te va a comprender
y escuchar.

Y te odio!
Pero más me odio a mí!

Vicio

Esta noche estaba tranquilo,
comiendo mis papas fritas,
tomándome mi tercera cocacola
y pensando en las deudas de Enero.

Un movimiento leve despertó mis sentidos,
pues aún con esta temperatura
no pudiste aguantar tus ganas
y saliste a fumar,
justo frente a mi ventana

Por primera vez en toda la noche
olvidé mis problemas y mis deudas,
solo me pude concentrar en tus piernas
y en tus nalgas, apretadas contra la ventana.

No me viste,
solo mirabas el humo de tu cigarrillo.

Pero sin que te dieras cuenta
te toqué, tu cuerpo mezclado con mi reflejo,
acaricié tus curvas, apreté tu busto,
te hice el amor.

Entraste, fuiste a donde tus amigos
y me seguiste ignorando toda la noche.

Sin embargo sé que en unos minutos
querrás volver a fumar
y durante esos minutos de vicio,
volverás a ser mía.

Otra como ella

Hoy tengo a otra frente a mi,
como ninguna que haya visto antes,
tan elegante, inalcanzable,
como me han gustado siempre.

Pero me doy cuenta,
que no la quiero para mi,
no en mi cama,
ni en mi cocina a la mañana siguiente.

Sé lo que hará, eso lo hacen todas,
me mirará como tal vez
solamente miró a su más grande amor
y yo simplemente le sonreiré.

Sin sentimientos
como lo he hecho ya cientos,
tal vez miles de veces,
sabiendo que es algo pasajero,
pero que quedará para la eternidad.

Y mañana vendrá otra,
tal vez aún más hermosa
y aunque siempre soñé
tener a una mujer así conmigo,
se que es algo pasajero,
pero que pasará a la eternidad.